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Artesanas mantienen viva la cultura y transforman el algodón en arte


Las historias de vida de una artesana indígena de Bolivia, que desde niña aprendió a hilar y tejer junto a su abuela, y de una artesana de Paraguay, que busca preservar el bordado Ao Po´i, se cruzan gracias a una iniciativa de cooperación Sur-Sur que busca mantener vivo el arte en algodón y, al mismo tiempo, generar una importante fuente de ingresos

La agricultora y artesana indígena María Posiva, de 65 años, vive en el municipio de San Antonio de Lomerío, en Bolivia, donde el hilado forma parte de su ADN. Aprendió a trabajar el algodón a los 10 años de edad con su abuela. Perteneciente al pueblo chiquitano, María recuerda que el algodón ha estado presente en su vida desde la infancia, cuando su familia lo cultivaba para elaborar sus propias ropas. “La artesanía es un arte”, comenta.

Ella recuerda que desde muy joven integra un grupo de mujeres de su comunidad donde aprendió a coser y confeccionar diversas prendas. Casada desde hace 50 años y madre de 11 hijos, divide su jornada entre las tareas del hogar, el trabajo en el campo y el hilado, siendo este último la actividad que le ha permitido contribuir a los ingresos familiares.

Actualmente forma parte de la Asociación de Pequeños Industriales Artesanos y Servicios Turísticos (APIASERTUR), integrada por 20 mujeres que confeccionan artesanías en hilo de algodón tales como carteras, mochilas, hamacas y camisolas, entre otros productos.

Con apoyo del proyecto +Algodón, del Programa de Cooperación Internacional Brasil-FAO, María participó en intercambios de experiencias con artesanas de Argentina y Perú, capacitaciones, eventos nacionales e internacionales. “A veces es bueno salir para que uno tenga conocimiento”, afirma.

El proyecto +Algodón es llevado a cabo de manera conjunta, desde el 2013, por la FAO, la Agencia Brasileña de Cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores (ABC/MRE) y seis países socios – Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú. Una de las acciones de esta iniciativa es promover el fortalecimiento de las capacidades de las “mujeres del algodón”, agricultoras o artesanas que, a través de cursos, ferias y espacios de intercambio, rescatan saberes ancestrales vinculados al arte en algodón. 

María y otras artesanas bolivianas se capacitaron en colorimetría, seguridad en el trabajo, corte y costura. La artesana chiquitana también domina la técnica ancestral del teñido natural con raíces, tallos, cortezas y cáscaras, una herencia cultural de su pueblo. Todo lo aprendido lo transmite ahora a otras mujeres, de la misma manera que ella recibió enseñanzas en su juventud.

Uno de sus mayores aprendizajes con el proyecto, destaca, fue dejar de lado los materiales sintéticos y volver a sus orígenes: “Trabajo con algodón porque es nuestra cultura”.

Prenda delicada, en algodón

A unos 900 km de la comunidad de María, en Yataity, departamento de Guairá, Paraguay, vive Carolina Giménez, de 57 años, madre soltera de dos hijos y artesana. “Para mí, el algodón representa un legado cultural invaluable. Mantener viva esta tradición significa honrar la memoria y el conocimiento transmitido”, asegura.

Yataity es reconocida como la capital del Ao Po´i, término en guaraní que significa “tela fina” o “prenda delicada”. La relevancia de esta técnica es tal que, en 2024, a través del Decreto 929, el Poder Ejecutivo declaró al tejido Ao Po´i como prenda de utilización oficial preferente del Gobierno Nacional.

Carolina vive principalmente de la artesanía en algodón, aunque complementa sus ingresos con otras actividades. Comercializa sus prendas en ferias, a clientes directos y en espacios culturales. “Vivir con el bordado Ao Po´i es llevar conmigo una parte de la identidad de mi región. Esta tradición representa historia, cultura y el esfuerzo de muchas generaciones”, afirma.

Para Carolina, el bordado conecta con las raíces, fortalece la identidad como pueblo y asegura la transmisión de conocimientos a los jóvenes como un patrimonio que no debe perderse. Actualmente, es miembro de un comité de artesanas que potencia el trabajo colectivo y facilita el intercambio de experiencias.

Para la artesana paraguaya, el apoyo del proyecto +Algodón fue una gran oportunidad para fortalecer su oficio, ampliar conocimientos en capacitaciones a través de cursos como Más Algodón, Más Artesanía, mejorar la calidad de sus productos y abrir puertas hacia nuevos mercados.

De Bolivia y Paraguay a la pasarela en Brasil

María Posiva y Carolina Giménez estuvieron juntas durante el desfile de lanzamiento de la colección “América Latina se viste de algodón”, realizado en Brasilia, Brasil, donde representaron las artesanías de sus países.

Ambas fueron protagonistas de la narrativa del desfile, que buscó resaltar el proceso artesanal del algodón —desde el cultivo hasta el bordado— y el rol de las mujeres rurales como guardianas de saberes ancestrales. “Fue una oportunidad para mostrar mi arte, mi artesanía”, recuerda María. Carolina agrega: “Nunca pensé en visitar un lugar tan lindo a través de la artesanía”.

El evento presentó 30 looks confeccionados con algodón de la agricultura familiar y bordados por artesanas rurales de cinco países, con apoyo del proyecto +Algodón, entre ellos Bolivia y Paraguay. 

Las dos artesanas también forman parte de la Red Latinoamericana de Mujeres del Algodón, una iniciativa apoyada por el proyecto +Algodón que busca el empoderamiento de las mujeres en la cadena de valor del algodón y la promoción de economías más sostenibles, justas y con valor agregado.

Día Mundial del Algodón 

Según la FAO, el algodón sustenta a unos 24 millones de agricultores y de él se benefician más de 100 millones de familias en todo el mundo. Además, es la segunda fibra más utilizada mundialmente, entre las otras fibras de origen vegetal, animal y sintéticas. El algodón constituye un medio de vida fundamental para millones de pequeños productores y trabajadores y sus familias. Además de promover medios de vida sostenibles, impulsa el empoderamiento de las mujeres, el empleo juvenil y el acceso a un trabajo digno.

En 2021, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 7 de octubre como Día Mundial del Algodón, reconociendo sus beneficios únicos. El objetivo es dar mayor visibilidad al sector algodonero y concienciar sobre su papel en el desarrollo económico, el comercio internacional y la reducción de la pobreza en los territorios en todo el mundo. En 2025, el lema es “El tejido de nuestras vidas”.

Más algodón

Hace 12 años que se lleva a cabo en la región el proyecto +Algodón, en el marco del Programa de Cooperación Internacional Brasil-FAO, con el objetivo de promover sistemas de producción sostenibles e inclusivos, con una mirada integral a la cadena de valor del algodón. El proyecto fomenta buenas prácticas agrícolas y sociales, la agregación de valor, el comercio justo y el desarrollo agrotextil.

Uno de sus ejes estratégicos es el empoderamiento de las mujeres rurales algodoneras, cuyo papel central va más allá del cultivo: también transforman el algodón en artesanía y contribuyen a su comercialización.

Fotografía: Cortesía ©FAO / Cristiano Sérgio



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