Las plantas que crecen de forma natural en los cultivos, comúnmente conocidas como maleza o hierbas silvestres, lejos de ser “malas hierbas” pueden ser extremadamente beneficiosas
Lo que tradicionalmente se ha llamado “maleza”, hoy comienza a verse con otros ojos. Gracias al trabajo de la Unidad de Investigación y Desarrollo de APEAM, nuevas investigaciones en campo están revelando que las plantas arvenses no son un obstáculo, sino un activo clave en la salud de los suelos de los huertos de aguacate.
Lejos de ser “malas hierbas”, estas plantas aportan múltiples beneficios al ecosistema agrícola, desde la retención de humedad hasta la mejora de la estructura del suelo. Por eso, el equipo de investigación de APEAM propone un nuevo nombre: las “buenazas” del campo.

Las arvenses: aliadas invisibles en el agroecosistema
En muchos huertos de aguacate, las prácticas agrícolas convencionales buscan mantener el suelo “limpio” o desnudo, bajo la idea de evitar competencia con el cultivo. Sin embargo, esta condición de suelo expuesto facilita un fenómeno grave: la erosión hídrica. Cuando llueve o se riega en exceso, el agua fluye sin resistencia, desgastando y desplazando la capa superior del terreno. Es aquí donde las plantas arvenses cumplen un rol fundamental, evitando la ocurrencia de erosión.

Los resultados de las investigaciones realizadas en huertos de Michoacán y Jalisco muestran que los suelos con plantas arvenses: Retienen la humedad del suelo gracias a su cobertura vegetal, reduciendo la necesidad de riego.
- Reciclan nutrientes esenciales para el aguacate.
- Aumentan la materia orgánica, vital para la fertilidad.
- Atraen polinizadores, clave para la floración, fructificación y la consecuente producción de aguacate de buen calibre.
- Atraen enemigos naturales que realizan el control natural de los insectos y ácaros plagas en los huertos de aguacate.
- Mejoran la estructura y oxigenación del suelo, facilitando la vida microbiana y el desarrollo radicular del aguacate.
- Controlan la erosión, funcionando como una barrera natural contra el escurrimiento de agua.
- Reducen los costos de producción al disminuir la necesidad de herbicidas y mejorar el rendimiento del suelo de forma natural.
- Además, estudios recientes comprueban que microorganismos benéficos como hongos micorrícicos se asocian a las raíces de las plantas arvenses. Estos hongos ayudan en la mineralización de nutrientes y los hacen disponibles a las raíces de plantas de aguacate.
Conclusión
Las plantas arvenses no son un estorbo, sino una pieza clave de los agroecosistemas. Su presencia en los huertos de aguacate mejora el suelo, reduce la erosión, recicla nutrientes y disminuye costos. Lo que antes se eliminaba por costumbre, hoy se valora como una herramienta natural al servicio del agricultor.
Gracias a investigaciones como esta, se refuerza la idea de que la industria del aguacate más importante del mundo, la mexicana, también puede ser la más sostenible.
Fotografías: Cortesía de APEAM
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